Vicente Casals Costa
El urbanismo y el diseño del sistema de parques de las grandes
ciudades en las primeras décadas del siglo XX
-----
Nicolás Mª Rubuí y Tudurí
Estudio de los problemas municipales de paseos,
jardines y parques públicos
EL PROBLEMA DE LOS ESPACIOS LIBRES
Desarrollo de las ciudades
Si observamos lo que sucede
en el desarrollo de las grandes poblaciones que no están sometidas en su
crecimiento a un plan de conjunto bien establecido, veremos lo siguiente: el
núcleo de la gran ciudad crece al compás de la marcha de los negocios y de los
intereses materiales de la urbe. Estos intereses son los que rigen dicho
desarrollo: los ciudadanos, en plena actividad industrial y comercial,
resuelven de acuerdo con sus instintos los problemas de urbanización, o sea
cubriendo con edificios de renta el mayor espacio posible del terreno de que
disponen.Paralelamente, crecen los núcleos suburbanos de la gran ciudad según disposiciones a menudo mezquinas y confusas y, en todo caso, adaptadas a sus simples intereses locales. De este modo viene a formarse una barrera impenetrable de edificaciones en torno de la gran aglomeración urbana.
Consecuencia de todo ello es que llegan a faltar completamente las condiciones de aireación, de zonas abiertas y de “masa verde” en el interior de la población y, lo que es tal vez peor, las direcciones generales de salida de la ciudad al campo se hallan completamente obstruidas. Un cinturón ahoga la gran ciudad, que en su zona interna ya carecía de “espacios libres”, “pulmones” de la población.
Espacios de aireación
Y sin embargo, estos
“espacios libres” en los cuales la “masa verde” alcance una proporción
conveniente, son imprescindibles en una gran urbe. Nuestras ordenanzas
municipales –como las de todo el mundo– exigen una proporción, fijada por
La parte de los niños
En el desarrollo de estos
planes hay que conceder la más alta importancia a la creación de lugares
destinados exclusivamente a la infancia y a los juegos de la juventud. No basta
construir parques públicos y destinar en ellos alguna avenida y algunos bancos
a los niños, como cosa accesoria: modernamente ha llegado a comprenderse que la
acción social e higiénica encomendada a los jardines y espacios libres de las
grandes ciudades logra su máximo efecto al ejercerse sobre la infancia y la
juventud. Por esto podría decirse que la base del trazado de los actuales
jardines públicos consiste en los terrenos de juego para los jóvenes y los
niños, terrenos que cubren la mayor parte de alguno de los grandes parques del
extranjero, además de existir aisladamente, repartidos en el interior de las
ciudades con toda la profusión posible. Este es el punto de vista moderno para
la cuestión de los espacios libres
Los parques públicos
El sistema de espacios
plantados de una gran ciudad comprende, además de los terrenos de juego,
jardines de barrio y paseos públicos, los parques
urbanos, los parques
suburbanos, las grandes
reservasy los paisajes
protegidos.
Los parques urbanos
Pueden citarse entre ellos,
como ejemplo, el Prater, de Viena, el Central Park, de Nueva York, el Bosque de
Boulogne, el parque de las Buttes-Chaumont de París; el Hyde-Park, Green Park,
Saint James Park de Londres, etc.Son estos parques un lugar de paseo, fácil y próximo, y contribuyen al embellecimiento de la ciudad, tanto como a su higiene. No deben ser solamente de puro ornato. Es indispensable que presenten grandes espacios y sombra para los días y las horas de reposo. Y, según las modernas ideas, los jóvenes y niños deben encontrar en ellos numerosos terrenos de juego, de una superficie mayor que los que hemos visto anteriormente.
Su extensión es muy variable, puede ser de
Como ejemplos interesantes que dan idea de la manera diversa como pueden ser tratados los parques públicos de que estoy hablando pueden citarse: Hackney-Marsh de Londres (
Fig 25: Vistas del Campo de Marte(Paris)
Fig 26 La flora ,Colonia
Fig 27:Central Park ,New York
Los parques suburbanos
Son un refugio, como dice
Mr. J. C. N. Forestier, al alcance de los habitantes de la gran ciudad donde al
amparo de la tranquilidad de las escenas de la naturaleza, van a olvidar el
ruido y el movimiento enervante de las calles y las preocupaciones de los
negocios. Nada de tiendas, nada de reclamos, nada de ferrocarriles ni tranvías.
Árboles solamente, césped, el menor número posible de caminos, de
construcciones o de ornamentos inútiles.Ciertas creaciones muy especiales como los parques históricos, por ejemplo Saint Cloud, Versailles, Hampton-Court o como los jardines que encierran un gran museo (Kew Garden), o una escuela de agricultura, etc., pueden ser consideradas como parques suburbanos.
Las grandes reservas y los
paisajes
Así como los parques
públicos anteriormente citados estaban determinados, en cuanto a su situación,
por las necesidades de la ciudad, las grandes reservas y los paisajes están
determinados por circunstancias naturales dependientes de las condiciones del país.
Su superficie es muy variable y está relacionada con las circunstancias y la
configuración de los puntos que deban preservarse.Difieren de los parques propiamente dichos en que su tratamiento no es el mismo ni tampoco su conservación. Continúan en su estado inicial: bosques, pastos, ríos, rocas, etc. y a menudo pueden, mediante la continuación de su explotación natural, dar rentas importantes, como los bosques y pastos de las ciudades alemanas. Estas reservas están a veces bastante alejadas del centro de la ciudad. Los ejemplos son numerosos: los Commons, Burnham Beeches para Londres, Wiener-Wald para Viena, Blue Hills Reservation para Boston, las inmensas reservas que ha creado Chicago cerca del lago Michigan y alrededor del lago Calumet.
Condiciones esenciales de
los parques públicos
Estos parques deben
satisfacer una serie de exigencias, llenar todo un orden de funciones, que no
pueden menos que reflejarse en el trazado del parque. Además de las condiciones
generales impuestas por el arte de los Jardines, para el arreglo agradable de
los terrenos y los paisajes, los parques públicos requieren tener en cuenta
constantemente, el carácter “público” de sus jardines, construidos para ser
gozados por todos los ciudadanos, sin más limitación que los reglamentos de
policía.De lo dicho en párrafos anteriores se deduce que el sentimiento del aislamiento, de la calma campestre y de un tranquilo alejamiento de la gran ciudad, constituye una de las condiciones fundamentales que deben llenar los parques públicos.
Al mismo tiempo hay que tener en cuenta, en ellos, la necesidad de los grandes espacios para juegos y deportes de la niñez y de la juventud, satisfaciéndola plenamente en el trazado del parque.
Una y otra de estas condiciones deben llenarse teniendo gran cuidado en evitar la monotonía, procurando, al contrario, obtener una variedad agradable que impulse a los ciudadanos a recorrer el parque. Los parques deben determinar una verdadera atracción de los ciudadanos, de modo que resulten eficaces y que el municipio obtenga el máximo rendimiento de los sacrificios económicos realizados para dotar a la ciudad de espacios libres.
Como complemento de estas condiciones generales del trazado de los parques públicos, es preciso considerar los efectos diversos que la afluencia de personas y el modo de verificarse es capaz de determinar en ellos.
Consideración de los
accesos
En el curso de este estudio
he tenido ocasión de hacer notar la importancia que tenían en todo sistema de
parques de una gran ciudad las vías de comunicación, o sean paseos o park-ways. En los parques
públicos la necesidad de los accesos cómodos, rápidos y económicos es
ineludible, de tal modo que si ellos pueden determinar la mayor parte del éxito
de un parque desde el punto de vista de su “eficiencia”, pueden también, si no
reúnen las debidas condiciones, ser gran parte en su fracaso y rendimiento
insuficiente.Salvo en los parques muy especiales, o muy lejanos, debe procurarse que el acceso a pie sea fácil. Al lado de él, las comunicaciones rápidas de los tranvías y demás transportes en común serán imprescindibles para facilitar la salida al aire libre de las personas que dispongan de poco tiempo y de limitados medios económicos. Claro está que no pueden olvidarse las vías para carruajes de lujo y, en algunos casos, de sport.
Al resolver el problema de los accesos debe tenerse presente la cantidad de personas que, eventualmente, pueden trasladarse al parque en un día y hora señalados. Los días festivos acostumbran a llevar a los parques, masas enormes de público y daré, como un ejemplo de lo que digo, el Bosque de Boulogne de París, donde llega a haber una concurrencia de más de 400.000 personas a la vez.
Deberán considerarse, pues, al querer trazar las vías de acceso, las densidades de población de los distritos que tengan salida al parque de que se trate, teniendo en cuenta que si bien la entrada de las masas de público se verifica muchas veces poco a poco y durante un espacio de tiempo más o menos largo, la evacuación se efectúa generalmente en bloque, con un impulso de prisa, casi animal. Si no se prevén ampliamente las avenidas de acceso al parque, se corre el peligro de ser arrastradas por la multitud las plantaciones de borde.
Policía de los parques
Una vez conducidas las
multitudes a los parques públicos, se hace evidente la necesidad de establecer
en ellos una reglamentación de la policía. Los parques públicos se degradan, en
efecto, muy fácilmente en nuestros países a poco que se descuiden,
convirtiéndose en focos de suciedad, de holgazanería e inmoralidad. Será, pues,
conveniente tener presente este problema al proyectar los parques públicos, de
modo que la función de vigilancia sea facilitada por un trazado “pan-óptico”,
por medio de vías espaciosas, claras, y poco revueltas. En el antiguo parque Laribal
de Montjuich, donde las plantaciones sobre montones de tierra acababan de hacer
intrincado el jardín, ya confuso, a causa del trazado tortuoso de los caminos,
se ha logrado facilitar mucho la vigilancia mediante el establecimiento de
sendas rectilíneas, después de haber rellenado el terreno hasta la altura de
las plantaciones. En cada caso el problema de la policía de los parques deberá
ser planteado de un modo distinto; yo no hago, ahora, más que recordarlo.
Defensa de las plantaciones
Entre las cuestiones que
afectan a la ordenación del tránsito público por los parques, hay una que no
debe olvidarse y que el mejor reglamento de policía sería incapaz de resolver
por sí solo. Es la que deriva del siguiente principio: todo espacio plantado de
vegetales es capaz de soportar el paso de determinada masa humana, el aumento
de la cual produce en la plantación trastornos fatales, inevitables, que
convierten, finalmente, el jardín en un yermo, calle o plaza.El paso del hombre es, en efecto, pernicioso a las plantas y la repetición continua de este paso, con su acompañamiento de roces, polvo, heridas, apisonamiento del terreno, depredaciones voluntarias e involuntarias, etc., acaba por derrotar completamente la vegetación.
Eig 29Parque y Palacio Pedralbes
De este modo, en el proyecto de parque de Pedralbes debido a Mr. J. C. N. Forestier, pueden observarse algunos detalles, de los cuales sólo citaré los más visibles, relacionados con el problema de la circulación entre la vegetación. Las anchas avenidas que se cruzan en el centro del parque pueden conducir cómodamente a las multitudes, y observaremos que las plantaciones delicadas están suficientemente apartadas de estas grandes vías –donde la circulación de carruajes agrava considerablemente las condiciones de vegetación– como, por ejemplo, los roserales, en los cuales los coches no deben penetrar, manteniéndose el paseo de carruajes a alguna distancia de dichos jardines de rosas, así como también el paseo de caballos. Parterres de flores aislados por el agua de un estanque, vallas de arbustos cortados, plantaciones vigorosas en los bordes de los caminos de mucho tránsito, son soluciones que favorecen la vegetación de los jardines públicos.
Eig 30:los jardines de Montjuich
Distribución de la
concurrencia
Muy relacionado con estos
problemas está la cuestión de la distribución de la concurrencia de los
parques, mediante focos distintos de atracción bien compensados, que permitan
esparcir el público por toda la superficie útil de los jardines aumentando el
rendimiento de la misma.El proyecto de parque de Pedralbes contiene magistrales ejemplos de todas las cuestiones de que estoy hablando. Así pueden verse en él un número considerable de centros de atracción, que no detallo por estar visibles en el plano que publico. Son, generalmente, pequeños establecimientos de bebidas, bars y restaurants elegantes o populares.
Concesiones
En este punto hay que
mencionar el problema de las concesiones en los parques públicos. En muchos
casos no pueden dejar de considerarse beneficiosas, dado que contribuyen a
aumentar el número de los ciudadanos que, abandonando las apreturas de las
calles, se trasladan al aire libre de los grandes parques. No debe olvidarse,
en efecto, que los municipios, al crear dichos parques, no terminan su misión
cuando los habitantes “pueden” visitarlos; sino que es preciso incitar a los
ciudadanos a trasladarse a ellos, ya que no con absurdas coacciones
legislativas, por medio de atracciones de uno u otro género. Sólo así el municipio
cumple su misión, y puede considerar bueno el “rendimiento” del presupuesto que
a parques públicos haya dedicado.Pero si algunas concesiones pueden contribuir a este resultado, no por eso deben otorgarse todas, indistintamente. La concesión no es más que un medio. A ella no deben, pues, sacrificarse ni la tranquilidad y sosiego del parque –implantando artefactos ruidosos, extravagantes, sensacionales, etc., que obran sobre los nervios– ni la viabilidad, ni la salud de las plantaciones. Juegos campestres, cantinas silenciosas, espectáculos reposados, son cosas de la categoría que puede admitirse.
Campos de juegos
He de repetir aquí la
necesidad de los terrenos de juego públicos en los parques municipales
modernos. El parque londinense de Battersea está casi todo él destinado a
juegos de la juventud y de la infancia. En el proyecto ya citado de parque de
Pedralbes, el espacio en que se extienden dichos juegos toma un considerable
desarrollo. Puede decirse que ocupan la mayor parte de los terrenos de suave
pendiente de la parte baja del parque y comprenden vastos campos para match de football,
dispuestos en forma de stadium para cuando las circunstancias lo
exijan y numerosos terrenos de juegos de tennis.
Las duchas y piscinas para mujeres y, separadamente, para hombres están
dispuestas según las últimas prescripciones de los deportistas. En la
extremidad del parque, cercana a Esplugas, un campo de aterrizaje para aviones,
junto con una pista para caballos, completan el sistema de terrenos de deportes
del parque de Pedralbes.
Fig 31:Battersea Park ,London
Satisfacción de estas
condiciones
Gran parte de las
exigencias que se contienen en los párrafos anteriores serán influidas, en su
mayor o menor satisfacción, por la naturaleza de las condiciones locales y las
posibilidades económicas del municipio y, entre estas, las cuestiones
inherentes al riego, o sea a la distribución del agua, que trataré especialmente
por su importancia en nuestro país.
Las condiciones
locales
No debe olvidarse que las
condiciones de vegetación se ven desfavorablemente influidas por multitud de
causas en el área que abarca la vida de las ciudades. Sobre todo la actividad
industrial moderna es origen de grandes inconvenientes para la prosperidad de
las plantas, ya que la emisión de considerables masas de humos, gases nocivos y
polvo, obran de una manera fatal a la buena vegetación de las plantaciones.
Muchos jardines antiguos de los condados del norte de Inglaterra han debido ser
transformados a causa de las nuevas condiciones de vegetación determinadas por
el desenvolvimiento industrial del país, y esto deberá tenerse muy en cuenta
para cuando se establezcan plantaciones en lugares próximos a zonas
industriales.
Fig 32 Linwood Park,ST paul,MN
Influencia del
presupuesto en el trazado
En el modo de tratar al
proyecto de un parque público tienen también natural influencia los
presupuestos de ejecución y de conservación. Evidentemente, cuando la
superficie del parque está desproporcionada con los medios económicos de que se
dispone, no podrá aspirarse a convertir en jardín toda el área del parque. Una
parte más o menos grande del mismo deberá dejarse en su natural estado
repoblando las plantaciones, si es necesario, y abriendo algunos caminos de
bosque. Así consta en el proyecto del parque de Pedralbes, en el cual se
destina a bosque toda la parte alta de la montaña de Sant Pere Màrtir, que no
figura en el plano que inserto.
Ahora bien, pueden seguirse dos soluciones del problema que
representa el plantar como jardín sólo una parte del parque: o bien se
diseminan las plantaciones por toda la superficie, creando multitud de pequeños
jardines enclavados en el bosque, o bien se concentra toda la masa de jardinería
en la región más a propósito del parque, de modo que el bosque natural forme un
marco del jardín cuidado y decorado. Nótese que digo bosque “natural” y no
“naturalista”, puesto que de lo que se trata es de no tocar casi nada de la
parte que se reserva, dejándola como estuviere, sin pretender copiar en ella
los paisajes de Inglaterra.
La solución que consiste en agrupar los jardines para que formen
un conjunto orgánico tiene indudables ventajas técnicas sobre el sistema
diseminado, ya que la experiencia enseña que los pequeños rincones de jardín se
degradan y son de muy difícil conservación, pasando rápidamente a la categoría
de basuras. En cambio los grandes jardines comienzan por imponer respeto al
público, los descuidos no se notan, por quedar siempre el conjunto bien
encuadrado por las líneas generales de la composición, el riego y la
conservación son más fáciles y el aspecto total gana en grandiosidad.
En ejemplos de la ciudad de Barcelona puede haberse notado la
verdad de lo que digo: mientras que en el parque de la Ciudadela una época de
descuido, por deplorable que fuese, no llegó a hacer perder el aspecto de
jardines a dichos parques, un descuido momentáneo ha podido dejar que se
arrasasen pequeños jardines aislados en el interior de Barcelona. Del mismo
modo ocurre cuando se trata de partes de un parque público, lo cual se ha
querido evitar en el de Pedralbes reuniendo en su parte baja, en inmediata
proximidad de las grandes avenidas de acceso, que forman la estructura del proyecto, las
masas de jardinería, mientras la parte alta se reserva a bosque de pinos y
planta de montaña.
Distribución del agua
En nuestras latitudes es
precisamente al agua que hay que pedir la mayor parte de los encantos de un
jardín. Sin ella éste se seca, se vuelve polvoriento y muere al cabo. En
Barcelona muchos de los males de nuestros jardines públicos previenen de la
falta de agua, la cual, en combinación con el sol, puede producir las
maravillosas vegetaciones de las regiones meridionales.Las enseñanzas de los pueblos que han estado en las mismas condiciones que nosotros nos serán de una utilidad preciosa, al querer resolver el problema de la distribución del agua en los jardines públicos en el caso actual. Los árabes y los pueblos influidos por ellos –del mismo modo que antes que todos, los persas– desarrollaron el principio de la máxima eficiencia o rendimiento del agua por medio de su utilización ingeniosa como ornamento del jardín antes de servir para la irrigación. Ello se lograba con el aprovechamiento minucioso de todos los desniveles y con el procedimiento –tan ventajoso– del riego por el pie de las plantas. No me parece propio de este lugar entrar en detalles técnicos acerca de este problema, una vez establecido el principio de la distribución perso-arábiga del agua.
Mediante un juicioso empleo del agua puede obtenerse, pues, que el mismo líquido que debe emplearse para la irrigación sirva para ornato del jardín entero, haciéndole recorrer fuentes, canales, escaleras, surtidores, etc., hasta ir a parar al pie de las plantas; todo ello sin aumento alguno del agua consumida y por lo tanto del presupuesto de riego.
Este aspecto del problema de los jardines públicos tiene, para nosotros, un altísimo interés. Dado que sin el auxilio del agua los más sabios y hermosos arreglos de jardines no pueden dejar de volverse desagradables y polvorientos, es muy conveniente que los proyectos sean concebidos conociendo la cantidad que, después de construido el jardín, podrá dedicarse a su irrigación. El presupuesto de conservación –ya lo he consignado– ocupa el primer lugar entre los datos que deben tenerse en cuenta al formular el proyecto de un parque público.
El proyecto de parque de Pedralbes y los jardines, en ejecución, de la montaña de Montjuich, están estudiados con objeto de sacar todo el partido posible del gasto del agua mediante una distribución de ella que responde a las supradichas consideraciones.
Urbanizaciones
intermedias y servidumbres
Después de hablar de las
condiciones que deben satisfacer los parques públicos y sus elementos y de ver
como influyen en ellos ciertas circunstancias exteriores, restan por examinar,
someramente, los medios legales con que cuentan los parques públicos para
sostenerse en medio de la furiosa invasión de las edificaciones.Estos medios legales se refieren:
1º A la defensa de la integridad del área de los parques existentes.
2º A la creación de nuevos parques.
3º A la mejora del rendimiento de los jardines públicos, por medio de la regulación de las edificaciones en los alrededores de los parques.
4º Subsidiariamente, a la ordenanza de los jardines privados y a sus relaciones con la variación del precio de los alquileres.
Para ello es preciso que las leyes consignen lo siguiente:
En primer lugar, la prohibición de enajenar los espacios libres hoy existentes o los que puedan crearse. La necesidad, cada día más fuerte, de establecer jardines públicos en las ciudades es la mejor justificación de esta afirmación.
Los considerandos del acuerdo tomado por el Consejo municipal de París, a propuesta de M. Bellan, explican claramente cuan necesaria sea esta proposición:
“Considerando,
que en nombre de la higiene conviene salvaguardarlo (el Bosque de Boulogne) y
desarrollar los espacios libres para dar a nuestra gran ciudad, en que los
habitantes languidecen entre los muros, más aire, más luz y más verdura.”
“Considerando que la mayor
parte de ciudades de Europa nos han avanzado en este sentido desde hace tiempo,
arreglando parques, pelouses,
jardines, lagos, etc.; especialmente Londres que cuenta más de 300 squares, que son otros tantos
pulmones por donde respira su población”.“Se acuerda: Que los poderes públicos, cuidadosos de la higiene y de la belleza de París, no disminuirán, bajo ningún pretexto, la superficie actual del Bosque de Boulogne.”
Pero no basta la prohibición de la venta directa. En París se cometió el error de dar su famosa cintura de espacios libres (antiguas fortificaciones) como garantía de un crecido empréstito; esto ha venido a complicar la cuestión de la creación de parques en estos terrenos, puesto que siendo terrenos en garantía están ligados a la obligación garantizada. Hipotecar un espacio libre es enajenar, parcialmente, y es hacer posible que en su día pase a ser de propiedad privada en manos de los que sean acreedores. (El procedimiento especial de ejecución de las sentencias contra los ayuntamientos, que establece la ley Municipal española de 2 de octubre de 1877, no se aplica cuando las deudas estuviesen aseguradas con prenda o hipoteca.)
En segundo lugar, es indispensable facilitar la expropiación de terrenos para parques públicos. El Estado de Nueva York no ha mucho tiempo modificó el apartado 7º de su Constitución, en este sentido.
“Apartado 7º. No se tomará para uso público propiedad alguna sin previa compensación. La legislatura puede autorizar la expropiación de mayor parte de terreno y propiedad del que se necesite para la formación, ampliación etc., de parques, calles, avenidas y plazas públicas, tanto para su protección como para su desarrollo, incluyendo los derechos, comodidades y límites sobre el uso de la propiedad vecina; pero aunque el exceso de terreno o propiedad sea incidentalmente de utilidad pública no sobrepasará lo suficiente para formar los solares donde puedan levantarse los edificios que linden con talparque, calle, avenida o plaza pública.
La parte del exceso que no sea definitivamente necesaria para el objeto principal, puede venderse o arrendarse.
Diferentes localidades y clases de propiedad pueden ser sometidas a diversos reglamentos para su protección y desarrollo o por cualquier otro motivo de conveniencia pública, incluyendo la destrucción de edificios en áreas insalubres y la prohibición y restricción del uso de estructuras inadecuadas o perjudiciales a la vecindad o que sean en detrimento del aspecto de las calles y plazas públicas.”
Como se ve, los parques tienen en este artículo un lugar preferente al enumerar lo que puede ser objeto de expropiación. Pero ofrece esta enmienda a
Y ello mejora evidentemente las condiciones de rendimiento de los jardines públicos. Es indudable que la tranquilidad, aireación, vegetabilidad, belleza, etc., del parque se verán muy favorecidos si se alejan de sus límites los enormes bloques de casas de alquiler, con sus calles relativamente estrechas, sus ruidos, sus humos… Por esta razón es necesario, al proyectar un parque o jardín público, estudiar el modo como se pueda limitar la construcción de viviendas en sus alrededores y, en cambio, impulsar el establecimiento de jardines privados, con anchas avenidas plantadas, que hagan la unión del parque con la ciudad. Para ello es preciso, repito, implantar una serie de servidumbres cuya justicia no puede ser negada de ningún modo.
Aceptemos, en efecto, el principio indiscutible de que las mejoras que en la ciudad se hacen no pueden beneficiar sólo a un grupo de ciudadanos, sino a la comunidad entera que los costea. La creación de una avenida, paseo o parque público y aún sólo el proyecto de los mismos, ocasiona un aumento de precio en los terrenos que los rodean. Es, pues, como justa compensación, legítimo imponer a estos terrenos una servidumbre en bien de la ciudad futura, para la cual se derivarían ventajosas consecuencias: 1ª hacer más agradable la avenida, paseo o parque; 2ª extender más el efecto bienhechor de los espacios libres y de las plantaciones; 3ª limitar el aumento de los terrenos; 4ª equilibrar mejor en consecuencia el precio de los alquileres.
El estilo de los parques
públicos
En el arte de los jardines
han estado y están en pugna dos tendencias distintas, generadoras de dos
órdenes de estilos distintos también; los estilos regulares o geométricos y los
estilos paisajistas o naturales. Cada uno de estos grupos de estilos obedece a
una concepción particular del arte. En los regulares, el jardinero impone las
leyes y formas del arte geométrico a la naturaleza; en los de paisaje, no
pretende otra cosa que reproducir las escenas de esta naturaleza, disimulando
lo mejor que puede las huellas del arte que tales composiciones ha creado.Entre los estilos regulares o geométricos existen diferencias esenciales: así el jardín persa o árabe está informado por una fina sensibilidad oriental; el italiano por un sentido fastuoso, consecuencia de la magnificencia de las plantaciones y aguas y de la prodigalidad de arquitectura y escultura; y el jardín francés aparece ordenado por una clara inteligencia, grata al espíritu equilibrado de la raza que lo creó.
Los estilos paisajistas –que una multitud de matices distinguen entre ellos– han hallado su forma más perfecta en los parques anglo-chinos de fines del siglo XVIII y principios del XIX; posteriormente, el género mixto, unión de los otros dos, tuvo gran aceptación aunque logró pocas veces producir ejemplares artísticamente superiores.
Opinión de un
jardinero norteamericano
“Nueva York puede alabarse
de poseer una obra maestra que encuentra difícilmente un rival en el mundo:
Central Park. La belleza de su dibujo general, la simplicidad y lo natural de
sus efectos no son aventajados en ninguna parte si es que en algún sitio llegan
a ser igualados.”Esta seguridad fue proporcionada a los habitantes de Nueva York por M. Samuel Parsons, el arquitecto paisajista encargado de los parques de la ciudad que acababa de visitar los jardines de Europa con el fin de hacer esta comparación. Admite ciertamente que hay mucho que admirar en los parques del Viejo Continente pero él cree que el estilo general de los jardines paisajistas seguidos en Nueva York es superior al de los jardines más regulares, más artificiales de los países de Europa y que el estilo norteamericano está en camino de “ejercer una influencia fuerte y modificadora a través de Europa.”
“Mi idea principal al marchar a Europa, dice M. Parsons, era visitar el parque y los jardines del príncipe Puckler, especialmente, en Muskau, su propiedad de Silesia. El príncipe fue un hombre de genio; creó un estilo personal, dentro de la jardinería paisajista, que goza de una influencia notable y que será cada vez más apreciada con el tiempo. El parque alemán, a pesar de los numerosos parques que he visto en Europa, es, sin duda alguna, el más bello. Imaginad mi sorpresa al encontrar en él, en muchos de sus puntos, una réplica de Central Park: la misma armonía, la misma apariencia natural, ningún exceso de flores en los jardines regulares y, solamente, magníficos y grandes árboles, algunas flores brillantes y por todos lados abundancia de césped.
El príncipe Puckler dibujó su parque hacia el 1830 y es una obra de genio a la que jamás se han aproximado después los jardineros europeos. Al dibujar Central Park no había posibilidad de imitarle pues el parque alemán era desconocido en América en aquella fecha.
El parque comprende aproximadamente
Un curso de agua artificial fue tomado desde el río para ser conducido cerca del viejo castillo. Grandes olmos y una gran variedad de árboles crecen sobre sus orillas y los grupos de arbustos están diseminados tan simplemente que constituyen en conjunto una escena perfectamente natural que no descubre en nada la mano del hombre y parece haber sido siempre así.”
“Probablemente la verdadera naturaleza no complace en tan alto grado a cierto personaje alemán como esas platabandas de geranios violentamente escarlata, rígidos y alineados a cordel, ante la fachada de su palacio.”
“Los parques de Viena comparados a los de Nueva York son hermosos, pero no grandes. Tienen un dibujo muy convencional; existen en ellos numerosos y bellos árboles y grandes espacios de césped; pero por todas partes se encuentra el grupo de arbusto de hoja persistente, todo es superabundante y los macizos de flores chillonas de los geranios se presentan continuamente a la vista.”
El estilo regular
El estilo geométrico de los
jardines –ya sea el francés, ya el oriental– ha nacido del inmediato contacto
de les plantaciones con los edificios. Las líneas de estos últimos se prolongan
a través de los jardines, produciendo la impresión de un conjunto armónico, en
que la casa corresponde al jardín y el jardín al edificio.La excelencia de esta solución ha sido generalmente reconocida, aún por grandes partidarios del estilo naturalista, habiéndose llegado en muchos casos a la solución intermedia, del estilo mixto en el cual los alrededores de la construcción son tratados geométricamente, dejándose al estilo de jardines paisajistas los espacios más alejados.
Se reconocen generalmente al estilo regular ventajas que recomiendan su empleo, sobre todo en nuestros países, donde el genio de la raza y, en parte, el clima y las condiciones de vegetación parecen aconsejarlo.
En general, la vigilancia es mucho más fácil en los parques de avenidas rectilíneas que en las tortuosas. Asimismo, se imponen mucho más por su aspecto al público y hace más difíciles las depredaciones. Añádase a esto que los lugares destinados a la plantación son más resguardados del paso del público que en los naturalistas y que esto redunda en pro de la brillantez de los vegetales, haciendo posible la plantación de especies delicadas y novedades hortícolas.
En nuestros climas en que los calores exigen un riego intenso son los jardines más convenientes los que más imiten la estructura de los huertos, que es una estructura perfectamente geométrica y regular.
Además, no puede olvidarse que el régimen de las lluvias de nuestras regiones es esencialmente contradictorio con las composiciones de jardín basadas en el establecimiento de pendientes, barrancos yvallonements. Las lluvias torrenciales producen erosiones considerables, que acarrean muchas veces grandes daños en los jardines donde un sistema de obras de fábrica no es establecido. La pavimentación, las escaleras, canalizaciones de riego y evacuación de aguas son cosas propias de nuestros jardines y que se avienen muy poco con los estilos irregulares.
Solución oportunista
del problema
Por esto no es posible
aceptar sin discusión el punto de vista norteamericano, favorable al estilo
“naturalístico” en los jardines públicos de gran extensión. Las circunstancias
particulares de cada caso serán las que inclinen a una u otra solución del
problema, como ha ocurrido en Barcelona, donde el arreglo del parque de
Montjuich ha sido hecho hasta cierto punto geométricamente y el de Jean-Claude Nicolas Forestier
Jean-Claude Nicolas Forestier (Aix-les-Bains (Saboya), 9 de enero de 1861 - París, 26 de octubre de 1930) fue un arquitecto paisajista francés. Discípulo de Georges-Eugène Haussmann y Jean-Charles Alphand, realizó la mayor parte de su carrera en París. En España proyectó varios parques y jardines, algunos como el Parque de María Luisa en Sevilla para la Exposición Iberoamericana de 1929 y la urbanización de la montaña de Montjuïc para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
Datos biográficos
1880-1882: estudia en la Escuela Politécnica y en la Escuela Libre de las Ciencias políticas.
1883-1885: formación en la Escola forestal de Nancy.
1885-1887: comienzo de carrera como guarda general en los servicios de Aguas y Bosques de Argelès, Annecy y Sallanches.
1887: Forestier integra el servicio autónomo de los paseos y plantación de la ciudad de París, que no dejará hasta su jubilación 40 años más tarde.
1908: publicación de Grandes ciudades y sistema de parques.
1911: cofundador de la Sociedad Francesa de Arquitectos y Urbanistas.
1923: concepción de un sistema de parques para París.
1923-1930: proyectos para grandes ciudades latinoamericanas: Buenos Aires, La Habana.
1926: oficial de la Legión de Honor en Francia y comendador del Mérito civil en España.
1929: Gran Premio en la Exposición Internacional de Barcelona.
Principales realizaciones
1890: primera pista ciclista en el bosque de Vincennes.
1898: creación de la avenida de Breteuil a París.
1904: nivelación del Campo de Marte.
1913: anteproyecto para disposiciones urbanas en Marrakech.
1914: inauguración del Parque de María Luisa en Sevilla.
1915: realización de diversos jardines en España: Barcelona, Jardines del Palacio de Moratalla en Hornachuelos, Jardines de la Casas del Rey Moro en Ronda, Jardín del Palacio de Liria en Madrid.
1920: realización del Parque René Fraga en Matanzas, Cuba.
1920:Parque de la Fraternidad Americana, en La Habana.
1923: proyecto de sistema de parques para París.
1924: Avenida Costera de Buenos Aires.
1929: urbanización de la montaña de Montjuïc para la Exposición Internacional de Barcelona.
1929: Jardín del Colegio Mayor Santa María del Buen Aire, Castilleja de Guzmán, Sevilla
Fuente:wikipedia